Nuevamente nos espera una casa-rural de las más queridas para mí. Sin querer influenciar en la decisión de dónde dormir o dónde comer, este lugar es único. Me siento como en casa. Casa Das Corredoiras tiene huerto propio y animales de granja que cocina Carmen para sus huéspedes. Los huevos, la tarta del desayuno, las mermeladas, los licores, todo, en definitiva, lo que te ofrece en su casa, es de cosecha propia. Su interés por la buena alimentación la ha llevado a crear un cultivo ecológico como no encontrarás en todo el Camino de Santiago. Realmente, es el único lugar, que yo conozca, en el que se preocupan de procurar una alimentación ecológica.
Carmen tiene una buena amiga que, como ella, tiene un negocio similar y muy próximo a su casa. Tuve ocasión de disfrutar de una comida allí, en Casa Brandariz y conocer a otra Carmen, que regenta el lugar y que tiene tanta vitalidad como Carmen Seijo. Nos preparó una comida casera y pude comprobar en primera persona, que se atendió a los peregrinos que llegaban de su etapa a esta casa, con mucha amabilidad y cortesía.
Su Restaurante, a diferencia de Casa Das Corredoiras, está abierto al público y goza de muy buena fama en la Comarca. El lugar es idílico. La decoración rústica cuidada en todo detalle y el servicio, además de la calidad-precio, correcto y muy aconsejable.
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